COÑE Y AGUARTE

              Mirad a la mujer. Mirad sus manos. Sostienen un libro. Sus ojos en dirección al mismo. ¿ Creéis que esta leyéndolo?  Yo diría que Mo, en este momento, únicamente esta concentrada en ser la musa perfecta del amor de su vida, Edward Hopper.

Seguramente, una vez acabada la sesión, en el calor de su hogar ambos leerán en silencio. De vez en cuando interrumpirán la lectura para comentar sus respectivos libros, discutirlos, aconsejarselos.

 

– «Mi madre me dice que lelea. Y yo le leo»- 

Mi inolvidada abuela Justa nos contaba esta broma a los nietos que la rodeábamos al calor del hogar con los troncos ardiendo. A continuación reía bravamente, como solo ella sabía reír, y los nietos acompañábamos su carcajada. Mi tía, siempre amargada, le recriminaba y ella con el genio aragonés que gastaba decia: «Coñe y aguarte»

 

  1. Cadiera aragonesa

     

              La memoria de El Aragonés Errante es la compañía (el refugio) de mujeres fuertes, luchadoras y con gran sentido del humor  para superar las adversidades.También la nostalgia de platicas literarias con mujeres letraheridas que ademas del beso en los labios dejaron la huella de las madrugadas pasadas entre libros. La sala de cine que se va vaciando mientras se quedan abrazados hasta el último credito anhelando la conversación que vendrá después acerca del guión, los actores…. etec.

Una mañana amanece en Malaga. Es agosto. Una playa desierta. Los amantes van despertando poco a poco. Se descubren desnudos, abrazados, todavía el calor del sexo reciente. Estan aturdidos, durante unos segundos, sin recordar que rastro de la noche les trajo hasta aquí. Se besan y se incorporan. Al sentir la fuerte luz del sol sobre sus ojos descubren cientos de gaviotas vigilandolos.  Alfred Hitchcock y sus pájaros vienen a su memoria cinefila. Aterrorizados, sin vestirse, corren al coche. Una vez que llegan al hotel, desayunando, ríen y hablan sin parar de la película. Como se puede causar un terror psicológico inexplicable.

 

  1. «Los pajaros de Hitchcock»

                Reflexiones que me llegan esta tarde fría. Seguramente inconexas, sin otro animo que seguir el consejo de un excelente bloguero: http://elmiracielos.com/. Escribir como un escape mental, para mi mismo. Trayendo a la memoria todas las mujeres maravillosas que han pasado por mi vida.

            A la memoria de mis abuelas Justa y Manolita.

             El eterno agradecimiento y amor a mi madre.

             El cariño a todas aquellas mujeres que han dejado huella en mi corazón. Ellas ya saben quienes son. 

Bob Dylan «You´re a big girl now»   http://www.youtube.com/watch?v=P3-fhgHDbkM


Nota del autor: Las palabras que dan titulo a esta entrada seguramente no son academicamente correctas. Se escuchan en la Ribera del Jalón, puede que únicamente en Barboles, pueblo donde nació mi madre. Puede que, solo, las dijera mi abuela Justa. Ustedes me disculparan la licencia.

 

 

 

ATTICUS, SHANE Y EL HONOR DE NUESTROS PADRES

        Cuando yo era niño al salir del colegio podíamos reconocer a los padres de los hijos. Aquellos hombres eran elegantes, serios (cuando había que bromear, también, bromeaban) y desprendían una rectitud moral fuera de duda.

        El Aragonés errante es un observador solitario (ustedes ya lo saben) y al pasar por las puertas de los colegios no sabe distinguir a los padres de los niños.

        Atticus enseña a sus hijos a respetar, y querer, al «monstruo bueno». A no tenerle miedo. No burlarse. Les educa para rechazar la intolerancia, para combatir la mentira de los hombres con la verdad. La cobardía e hipocresía con la palabra dada y la actitud recta. Puede responder al escupitajo del borracho malo con la violencia, pero no lo hace. Se limpia el escupitajo de la cara, sube al coche y vuelve con sus hijos a casa. Es una lección que no olvidarán nunca.

       Atticus es un tirador de primera. Lo demuestra disparando al perro rabioso que pone en peligro a su familia. Nunca lo ha contado en casa. Solo dispara cuando es necesario.

Matar un ruiseñor : foto Robert Duvall, Robert Mulligan

«El montruo bueno»

Matar un ruiseñor : foto Gregory Peck, Robert Mulligan

«Atticus»

Aquellos hombres que nos esperaban a la salida del colegio eran humanos. Con sus debilidades y grandezas. Conocían la corrupción y sus tentaciones. Mas, por lo general, podían firmar un negocio con un simple apretón de manos. Del mismo modo podían confiar en los políticos a  los que votaban.

Me entristece observar la deriva de los tiempos actuales. Aquellos que nacimos en los 70 no tenemos, actualmente, ninguna institución en la que confiar. Todas ellas bajo la sospecha de la corrupción, de la tibieza de espíritu.

«El politico» (Robert Rossen)

Del mismo modo lo compruebo, cada vez mas, en la sociedad civil. Los hombres, por lo general, que esperan a sus hijos a la salida de los colegios no quieren otra responsabilidad que su propio egoísmo. La elegancia no importa. Como trasunto no se da valor a la palabra dada, al apretón de manos.

Suenan, quizás, contradictorias en mis propios oídos estas  palabras. Este Aragonés Errante no tiene instinto paternal. Si acaso de permanencia por la actitud que mis hechos puedan dejar en la «poca gente» a la que quiero y me quiere.

http://www.youtube.com/watch?v=jx1pRhqMxA4 (MUY POCA GENTE «BUNBURY»)

Shane (film)

Shane no necesita enfundarse un guante para disparar y, así, defender a los granjeros. El velo queda en su corazón mientras marcha hacia el horizonte, solitario, sabedor de que el niño que le ruega que se quede cuando crezca lo recordará con el cariño que se les tiene a los hombres íntegros.

ALAN LADD Y JEAN ARTHUR (SHANE)

http://www.youtube.com/watch?v=mj8BSqJwADQ (TRAILER «SHANE» (GEORGE STEVENS)